miércoles, 8 de febrero de 2017

EXTREMA DERECHA FRANCIA


Las medidas más racistas de Marine Le Pen para Francia
La candidata con mayor intención de voto para las presidenciales francesas anuncia su programa de gobierno con medidas racistas, islamófobas y euroescépticas.



En los últimos meses la mayoría de los candidatos para las presidenciales francesas se han “lepenizado”, tomando como propio gran parte del discurso y los gestos del Frente Nacional, desde el partido conservador hasta varios de los precandidatos socialistas. Ha sido un giro para seducir a un electorado que está abierto a escuchar el discurso demagógico y xenófobo de la extrema derecha. Sin embargo, como dijo el Jean Marie Le Pen, el padre de la actual candidata y ex líder del Frente Nacional: “los votantes prefieren el original, no la copia”.

Aquí están algunas de las propuestas más racistas y xenófobas de Marine Le Pen, como parte de un programa de 144 medidas para aplicar en Francia si llega al gobierno.

Establecer un techo al saldo migratorio de 10.000 personas

La líder del Frente Nacional quiere nuevas barreras y cupos para los inmigrantes que lleguen a Francia. Le Pen ha incluido en sus medidas de gobierno un cupo para la inmigración, para establecer un saldo positivo no mayor a 10.000 personas por año. Esta es una cifra muy por debajo de lo que viene ocurriendo en los últimos años. El saldo migratorio positivo en Francia (la diferencia entre los que entran y los que salen) viene oscilando alrededor de 60.000 personas desde los años 80. Sin embargo, en el año 2014 el saldo migratorio positivo fue de 106.000 personas. Bajarlo a 10.000, como quiere Le Pen, significa reducirlo en más de un 90%, prohibiendo la entrada o expulsando a casi 90.000 personas por año.

Impuestos para los trabajadores extranjeros

Esta es una medida fuertemente xenófoba, en el marco de una campaña que declara la “guerra” al trabajador extranjero en Francia. El objetivo es estigmatizar a los inmigrantes como los culpables del aumento del desempleo y los bajos salarios.
El anuncio de una medida similar por parte de Trump en Estados Unidos ha sido denunciada por asociaciones sociales y de inmigrantes en todo el mundo. Al mismo tiempo, ha cosechado la oposición de grandes empresas multinacionales que emplean mano de obra extranjera en Estados Unidos, por lo que su implementación es incierta.

Eliminar el derecho de suelo para los hijos de inmigrantes

Hasta el día de hoy, los hijos de extranjeros nacidos en territorio francés tienen derecho a la nacionalidad francesa. Si se elimina, los hijos de inmigrantes serán considerados extranjeros sin derechos sociales y políticos, ciudadanos de “segunda”. Solo podrán tener la nacionalidad francesa los hijos de al menos un progenitor francés (o alguno que haya sido naturalizado), el llamado derecho “de sangre”.

Eliminar la agrupación familiar para los inmigrantes

Las leyes migratorias de la mayoría de los países europeos permiten -con restricciones que han aumentado significativamente en los últimos años- que un inmigrante radicado en un país (con permiso de residencia por trabajo o estudios) o un naturalizado pueda agrupar a su familia (cónyuge, hijos o padres), otorgándoles una residencia. Le Pen quiere eliminar este derecho, por lo que las familias deberán permanecer separadas o entrar a Francia de manera ilegal y quedarse como sin papeles. También propone liquidar la obtención automática de la nacionalidad francesa a través del matrimonio, lo que dejaría a las parejas en situación de indefensión ante posibles expulsiones o detenciones.

Retirada de la nacionalidad para toda persona sospechosa de relaciones con el terrorismo

Esta medida, que gana más apoyo en la opinión pública en el contexto de miedo frente a los atentados ocurridos en Francia y Europa, implica que el Estado tiene mayor capacidad para quitar la nacionalidad de forma exprés a cualquier persona aunque solo sea “sospechosa” de lazos con el terrorismo. En el marco del racismo y la islamofobia institucional, ésta es una acusación que el Estado utiliza de forma discrecional contra miles de personas, por el solo hecho de provenir de países de mayoría musulmana, por vivir en determinados barrios o concurrir a una mezquita.
Esta medida se encuentra relacionada con otra, la intensificación de las persecuciones a lo que se identifica como “redes del fundamentalismo islámico”, es decir, organizaciones religiosas -incluyendo mezquitas-.

Fortalecimiento de los aparatos represivos, policía y ejército

Le Pen propone aumentar la inversión en el Ejército con el objetivo de asegurar que Francia puede “defenderse sola”. También defiende el “rearme masivo” de las fuerzas de seguridad con la contratación de más de 15 mil policías y el aumento general de los gastos de Defensa hasta alcanzar el 3% del PIB en 2022. A esto se suma la expulsión automática los extranjeros que hayan cometido cualquier tipo de falta penal y el aumento de las condenas, como la prisión perpetua sin libertad condicional para los delitos más graves (antes proponía la pena de muerte).

Una salida conservadora y por derecha de la Unión Europea


                           
Le Pen ha prometido que si llega a ser presidenta de Francia convocará a un referéndum en el plazo de pocos meses para decidir la continuidad o la salida de Francia de la UE, el “frexit”. Apoyada en el creciente malestar de gran parte de la población con las políticas neoliberales de la UE en las últimas décadas, Le Pen busca una salida conservadora y por derecha a ese descontento.

Al igual que Donald Trump en Estados Unidos, Marine Le Pen quiere aparecer como una candidata “antiestablishment”, identificando a las “elites” con las instituciones de la UE y presentándose a sí misma como la candidata “del pueblo”. Como parte de su discurso demagógico hacia sectores de la clase trabajadora y sectores medios arruinados, propone bajar la edad jubilatoria y establecer el derecho al trabajo como parte de una nueva Constitución.

Aunque Marine Le Pen representa el “modelo original” y el resto la copia, son varios los políticos del mainstream político que han tomado parte de este programa hacia la campaña electoral, en todos los partidos del régimen. En el seno del PS francés, este giro a la derecha lo representaba Manuel Valls como el candidato preferido del establishment del partido. La elección del candidato del ala izquierda, Hamon, muestra una tendencia contraria en la interna socialista, expresión de una creciente polarización del clima político a pocos meses de las elecciones.

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